¡Bienvenidos maestras y maestros a una entrada más del blog!
En esta entrada quiero compartir con vosotros la crítica que he hecho en el diario reflexivo de esta semana. Me parece muy interesante compartirla con vosotros, asique, si podéis, os animo a leerla!
En la entrada de hoy quiero
hablar de lo que me pasó el otro día en el taller. Comienzo explicando que en
esta asignatura podemos entrar y salir en cualquier momento del aula, cosa que
me parece muy bien, puesto que apoya el método de aprendizaje basado en libertad
que comentaba en entradas anteriores de este blog reflexivo. Esto tiene un
único inconveniente: la gente se va sin recoger. Esto no tendría por qué ser
así si cada uno fuera ético consigo mismo y recogiera su mesa de trabajo,
limpiara sus pinceles, sus paletas, sus restos de témpera… Por esto, el otro
día nos quedamos unas siete u ocho personas recogiendo todo el aula al final de
la hora de clase.
No obstante, quiero destacar que,
aunque es una tarea que nadie quiere realizar, a la vista está, sacamos la
parte “divertida” de ella. Utilizamos los restos de témpera que quedaban en las
paletas, lo cual hago un llamamiento a la conciencia y coherencia de cada
persona: por favor no derrochéis tal cantidad de témpera, no echéis tanta si
sabéis que no la vais a utilizar, intentad compartir con los compañeros o
avisar de que os ha sobrado pintura de un color por si alguien la necesita... De
todas formas, como sobraba tanta témpera comenzamos a mancharnos las manos y
descubrimos que es una terapia de relajación fantástica! Y más para esta época
en la que estamos! Así, una vez con las manos bien pringadas, comenzamos a dejar
nuestra huella en los “manteles” sobre los que trabajamos. Aunque parezca una
tontería, fue una actividad divertida. Es lo típico que todos hemos hecho en
infantil y que ya nunca volvimos a hacer. ¡Es una buena oportunidad para
repertir!
Os dejo una imagen de nuestra huella en el taller de Plástica:
En conclusión, mi crítica de esta
semana está destinada al espacio moral de cada uno, a que cada persona debe
ser crítica y coherente con lo que hace: si utilizamos o ensuciamos algo, bajo
mi punto de vista, lo tenemos que limpiar o guardar nosotros mismos. Creo que
es un valor muy importante para transmitir a nuestros futuros alumnos. Con esta
entrada también quiero dejar claro que no todo es crítica, sino que os animo a
que aprovechéis las cosas ”más aburridas” como recoger, y las transforméis en algo divertido,
entretenido. Pienso que es muy importante saber “darle la vuelta” a cosas así
para trabajar con niños.
Estaría encantada de que dejarais cualquier comentario sobre esta entrada aquí debajo.
Un abrazo y ánimo en la recta final!!
¡Nos vemos en la próxima entrada!
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